Monday, September 20, 2010

¿Quién serías en Vampyr?


(¿Quién es ella? ¿Dónde está?)
No podemos dejar de ser quienes somos, afortunadamente, aunque no siempre estemos conformes con nuestros hábitos, circunstancias o personalidad. Los libros nos permiten escapar de la realidad inmediata y ponernos en contacto con nuestras emociones en un mundo donde todo es posible, el de la fantasía.
Al leer encontramos personajes con quienes nos identificamos, ya sea porque comparten nuestras virtudes, porque reflejan nuestros defectos o porque percibimos similitudes en el modo en que se expresan o reaccionan. Por esto la lectura fomenta la introspección de forma natural.
En general no puedo evitar preguntarme qué habría hecho en el lugar de los personajes o imaginar que soy uno o varios de ellos (esto es especialmente fácil con los cuentos de hadas).
Para que nos conozcamos más, me gustaría saber qué personaje de Vampyr se les parece, cuál les gustaría ser y si alguno les recuerda a un amigo, familiar o conocido (díganme por qué). También sería interesante que me contaran, de todos los libros que han leído, qué personaje les ha causado la impresión más vívida. ¿A cuál les gustaría conocer? Si pudieran entrevistar a cualquier personaje de cualquier libro del mundo, ¿cuál sería?

Con base en sus respuestas les voy a proponer un experimento. Después les cuento de qué se trata.

¡Los quiero!

Caro.

Tuesday, September 14, 2010

Recomendaciones

(Ilustración victoriana de un romance entre un vampiro y una señorita de la alta sociedad)



Vamps divinos que me alegran el día y la vida,

¿Cómo están?

Me pidieron que les recomendara libros para entretenerse y resulta que soy tan quisquillosa para la literatura que no me vienen a la memoria fácilmente los que no están enumerados ya en mi perfil de blogger. Para que un libro me llegue al corazón, necesito que me cuente una buena historia y que la mentalidad del autor (que se ve reflejada en la obra así trate de evitarlo) no sea ruin y posmoderna. Por eso y por la calidad narrativa, perefiero los clásicos, pero eso no quiere decir que todos los clásicos me gusten. En general, prefiero releer los buenos libros que he encontrado que obligarme a avanzar en la lectura de una novela insípida y nihilista en que se exalten el morbo y la desesperanza. Tampoco me gustan los libros pretenciosos, complicados, carentes de espíritu y contenido, en cuyas páginas queda claro que el autor le da prioridad a la forma y se olvida de narrar una historia. Prefiero hojear libros de referencia.

Así pues, les voy a hacer una lista de libros y les cuento por qué me gustan. Tal vez se animen a comprarlos o a sacarlos de la biblioteca.

1. El diccionario es mi libro preferido. Nunca deja de sorprenderme, cada vez que lo consulto encuentro palabras interesantes o divertidas. Uno de los consejos que me dio Carlos Castillo (el editor de Vampyr) para que no incurriera en anacronismos fue que revisara cada palabra en la site de la Real Academia de la Lengua Española. Los vocablos provenientes del latín son aptos para los diálogos y descripciones de una novela del siglo XIX. Una revisión profunda del texto me enseñó mucho, y ahora es mi hábito tener en cuenta el origen de las palabras que empleo. De vez en cuando me siento a leer mis viejos diccionarios enciclopédicos para entretenerme, y esto lo he hecho desde niña.

2. Cuentos de hadas. ¿Quién dijo que eran sólo para niños? Tengo varios volúmenes de recopilaciones de cuentos de hadas que están mejor escritos que muchas novelas en la sección de novedades de la librería. Aunque hay unos francamente espantosos (como la versión de Cenicienta en que las hermanastras se cortan los dedos o los talones para que les quede buena la zapatilla de cristal), la mayoría son al menos entretenidos y perfectos para estimular la imaginación. En contraste con los cuentos de hadas, detesto las fábulas en general, especialmente las de Esopo. Son moralistas y no tienen sentido: todos sabemos que los conejos y las tortugas no hacen carreras y, si las hicieran, la liebre ganaría. Mi mamá me regaló un libro de Esopo a los 4 años para celebrar mi primer día de colegio. Lo hizo sin intención, claro, porque ella misma no sabía cuál era el contenido del libro, pero lloré más de frustración leyéndolo esa tarde que por la mañana, cuando estaba sentada en un pupitre incómodo recibiendo órdenes de una señora francesa. El quivalente de un libro de Esopo hoy en día sería Quién se ha llevado mi queso, o como se llame el dichoso libro de "autoayuda empresarial". Tristemente, parece que la fábula hubiera reemplazado el cuento de hadas, pero éste jamás va a desaparecer: muchos seguimos anhelando los castillos, las brujas, las princesas y los finales felices.

3. Los Pilares de la Tierra, de Ken Follet. Tal vez sea el mejor libro de un autor contemporáneo que he leído en la última década. Los villanos, en especial, me dejaron sin aliento: Follet logra que uno les tema y los deteste. Los héroes y heroínas son humanos y uno quiere con toda el alma que les vaya bien, pero le toca sufrir con ellos todas sus adversidades, que no son pocas (y digo que uno sufre con ellos porque los quiere). Las historias de amor son conmovedoras y las aventuras emocionantes. Además, es una novela histórica y cada descripción es enriquecedora, ya sea en lo concerniente a la alimentación de los personajes o la construcción de una catedral. Follet tiene todo lo que yo busco en un autor: ingenio, pasión, atención al detalle y bondad natural.

4. Cumbres Borrascosas, de Emily Brontë. Por ahí me enteré de que volvieron a lanzarlo aprovechando que es el libro preferido de los personajes ficticios Bella Swan y Edward Cullen. Por el motivo que sea, léanlo, así no les guste Twilight. Les juro que no tiene nada que ver con la saga de Meyer. Cumbres Borrascosas es un libro precioso de principio a fin, siempre que lo releo me hace llorar y bien podría decir que es mi preferido de todos los tiempos (a diferencia de Jane Eyre, de la hermana de la autora, que me encantó cuando era niña pero me desencantó un poco por la rigidez puritana de la heroína cuando lo leí de nuevo el año pasado. De todos modos, no deja de ser un excelente libro). Esta novela gótica es inmortal porque surgió de lo profundo del alma de Emily Brontë. A pesar de que no soy fan de las novelas victorianas, la historia de amor de Cumbres Borrascosas es intensa y va más allá de cualquier estilo, lugar o época. La delicadeza de la autora es inigualable, por eso el frío, la oscuridad y el sentimiento nostáligico embellecen la obra. Como Beethoven en la música, podría decirse que Emily Brontë recibió la tristeza de los ángeles.

5. Mauprat, de George Sand, simplemente porque creo que es imposible no enamorarse de Bernardo, el héroe. Aunque como libro me gusta aun más La Pequeña Fadette, de la misma autora (George Sand era el seudónimo de Aurore Dupin), Bernardo Mauprat es tal vez el hombre más bello de la literatura. La historia es excelente, claro, o no se los recomendaría: aun si su centro es el drama amoroso entre Bernardo y Edmunda (la heroína) los villanos son malvados y la intriga está muy bien manejada.

6. Drácula, de Bram Stoker. Lo siento, pero no me canso de repetirlo: quien no se haya leído este libro no sabe de lo que se pierde. Siempre me da miedo, nunca quiero cerrarlo. Las descripciones son poderosas y el formato cambiante mantiene la tensión cada segundo. Como en Vampyr, hay apartes de diarios y cartas y no hay un solo narrador. Bram Stoker es el responsable principal de la imagen que tenemos de los vampiros en el cine hoy en día. En Drácula pueden conocer a Jonathan Harker (el joven prisionero del conde Drácula), a Mina (a quien Drácula convierte en vampiro para vengarse de Jonathan), al profesor Van Helsing (en quien se inspiraron para hacer la célebre película de caza-vampiros), a Renfield (personaje que anhela ser transormado por Drácula y de donde salió el término siquiátrico síndrome de Renfield) y, por supuesto, al conde más famoso de la literatura, cuyo nombre es el título de la obra. Si quieren un libro sólido, interesante y decididamente gótico, anímense a leerlo.

7. La serie de Venus de Edgar Rice Burroughs (Piratas en Venus, Perdidos en Venus, Carson en Venus, Escape en Venus, el Mago de Venus). Les sorprenderá que les recomiende libros de ciencia ficción. Estos son diferentes: son libros de amor, terror y aventuras donde el componente ciencia ficción pasa a un segundo plano. Carson, el protagonista, es un astronauta guapísimo, inteligente y vivaz con notables poderes mentales que, tras un terrible accidente, logra aterrizar en Venus. Duare es una hermosa princesa venusiana (de apariencia humana) cuyo padre se opone de forma radical al amor que surge entre ella y Carson, por lo que los últimos se ven obligados a huir y vagar por Venus, que resulta ser bastante parecido a la Tierra, excepto que está lleno de peligros y monstruos terroríficos de toda clase. Edgar Rice Burroughs (quien, curiosamente, también es el creador de Tarzán) es un maestro del suspenso. A diferencia de Julio Verne (más un topógrafo puntilloso que que un narrador apasionado), jamás me ha decepcionado.

Voy a dejarlo aquí para no extenderme demasiado. Espero que esta corta lista les dé ideas cuando no haya nada bueno en TV o quieran escapar de la realidad. Si alguno de ustedes quiere recomendarnos libros a mí o a los otros vamps, le agradecería que dejara un comentario explicándonos por qué el libro en cuestión es digno de ser leído (no vayan a sugerirnos libros que producen coma del aburrimiento como María, de Jorge Isaacs y menos aun relatos sicológico-pornográficos o libros de política, jeje).

¡Los quiero! Un abrazo inmenso y felices horas de lectura,

Caro.

ps: ya que les estoy haciendo recomendaciones, les voy a hacer otra: no jueguen con fuego. No intenten comunicarse con fantasmas o vampiros. Me preocupa que algunos vamps adolescentes me han comentado sentir un fuerte interés por lo paranormal y, por ello, se han iniciado en algunas prácticas peligrosas. Es con verdadero cariño que les digo que se abstengan de hacer promesas que nunca van a poder pagar a seres que no conocen, por muy inocentes que parezcan. Lean, sí, infórmense, pero no aten nudos que son imposibles de desatar. Les aclaro mi perspectiva del asunto aquí:

http://carolinaandujar.blogspot.com/2010/09/nueva-era-vade-retro.html

Es muy distinto concientizarse de la existencia de otras entidades a hacer pactos con ellas. No es un juego.