Thursday, September 24, 2009

Tesoros familiares

(Ilustración: C. Andújar 2009)


¿Qué harías si encontraras el retrato de uno de tus ancestros en un baúl lleno de tesoros familiares? ¿Y si se te asemejara tanto que jurarías que se trata de ti? Probablemente lo enmarcarías... Eso, claro, si una cruel vampiresa no se hubiera encaprichado con tu antepasado. Los vampyr viven para siempre y jamás olvidan un rostro. Ten cuidado. Uno de ellos puede estar observándote desde las sombras.

Thursday, September 17, 2009

Una dinastía anunciada en sueños

(bosquejo de monje de Vampyr por C. Andújar 2008)

¡Hola vampiros! La historia de Hungría es muy interesante para mí, especialmente porque no se sabe con exactitud cuál es el origen del pueblo magyar. El recuento de su llegada a Europa oriental se apoya en leyendas que después fueron documentadas por monjes medievales entre quienes se destaca Anonymus, cronista de nombre desconocido cuyo monumento se erige en Budapest. Anonymus le dio forma escrita al húngaro, que hasta entonces era puramente oral, adaptando su extraña fonética a los caracteres latinos y en ocasiones entremezclando ambas lenguas. De los relatos míticos rescatados por Anonymus, mi preferido es el de Almos.


Siete tribus conformaban el grupo nómada de hábiles jinetes y cazadores feroces que llegaron de oriente al territorio que hoy en día conocemos como Hungría a través de los Cárpatos.
Los primeros húngaros utilizaban insólitas estrategias para derrotar a sus oponentes: se acercaban al ejército enemigo en aparente desorden y, cuando el enemigo pensaba que los magyar ya emprendían la retirada, estos últimos disparaban con sus arcos hacia atrás, aún cabalgando, sin siquiera darles la vuelta a sus ligeros caballos asiáticos. Los guerreros húngaros dispersos que habían pasado desapercibidos atacaban al enemigo por los flancos.
Cuando no estaban batallando, los magyar dormían en hermosas tiendas de colores, cazaban y pescaban. Intercambiaban caballos, cuero y pieles por joyas, especias y tapices. Eran paganos (presuntamente animistas) que reverenciaban a sus ancestros y prestaban especial atención a sus sueños.


Una noche, la hija de uno de los líderes principales de las siete tribus, Emese, vio un ave totémica llamada turul en sus sueños. El ave anunció que Emese daría a luz un hijo que guiaría a su pueblo a unas tierras mágicas. Cuando el hijo de Emese nació, fue llamado Almos (o Álmos), que quiere decir el anunciado en sueños. Al cumplir Almos la mayoría de edad, cada uno de los jefes de las siete tribus vertió un poco de sangre en una copa sagrada de la que todos bebieron. Así juraron lealtad eterna a Almos, quien desde entonces sería su nuevo líder. De Almos desciende la dinastía de los príncipes magyar que se consolidó con San Estéban (István), el gran monarca húngaro bajo cuyo gobierno el pueblo magyar vivió un largo período de prosperidad.


Esta puede ser la primera leyenda húngara que describe no sólo un pacto de sangre, sino un ritual en que los magyar beben sangre (en este caso, un acto simbólico de alianza). Aquí la comunión de la sangre está desconectada de cualquier connotación de venganza (como cuenta una leyenda que era la costumbre de Vlad Tepes, príncipe transilvano: mojaba el pan de su almuerzo campestre en un plato en que había recogido la sangre de sus enemigos mientras ellos morían lentamente, empalados ante él) o vanidad (como se dice hacía la condesa húngara Isabel Báthory, que ingería la sangre de doncellas secuestradas para preservar su belleza y juventud). Curiosamente, esta leyenda se parece más al rito cristiano de la comunión (hacerse uno con otro a través de la sangre) o al pacto de sangre de algunos gitanos (que simboliza alianza, hermandad y lealtad)... y en ella se bebe para celebrar la elección de un nuevo líder, anunciado por la divinidad en un sueño:

Beberunt magnum Aldomás

Yo también brindo por Almos, sus ancestros y toda su descendencia, real y fantástica. Salud.


Fuentes:
F. Oliver Brachfeld, historia de Hungría, 1957
Joseph Domjan, Hungarian Heroes and Legends, 1963

Thursday, September 3, 2009

El nombre de la rosa

(tumba de S.S. por C. Andújar 2008)

ADVERTENCIA: NO LEAS ESTO SI NO HAS LLEGADO AL FINAL DE VAMPYR


Una rosa es una rosa es una rosa.


Vampyr juega de principio a fin con los nombres que contiene. Uno de los aspectos que más disfruté del proceso de creación fue la elección de cada uno de ellos, comenzando por el de la primera voz narradora, Martina, y terminando por el del libro, Vampyr (cuyo título provisional fue Martina hasta que escribí la última página).

¿De dónde salió Vampyr?
Quien haya abierto el libro sabe, por supuesto, que éste no tiene ninguna relación con la película de Carl Theodor Dreyer.
Olvidemos el inglés vampire \ˈvam-ˌpī(-ə)r\ y el \ˈvám-ˌpir\ con acento en la primera sílaba. Vampyr se pronuncia como se lee en español: \ˈvam-ˌpýr\, con acento en la segunda sílaba y quiere decir, simplemente, vampiro. Así llamaban los campesinos de las regiones montañosas de Rumania a los espectros que se alimentaban alimentan de la sangre de los vivos. En su novela Drácula, Bram Stoker se refiere a ellos como wampyr (que también se pronuncia con /v/). De hecho, el conde inmortal iba a llamarse Count Wampyr antes de que Stoker se decidiera por el título que alude a la Orden del Dragón. En rumano, vampyr se escribe vampir y su plural es vampirii.
Quise hacer una combinación del vocablo empleado en Drácula y la palabra original (que, aparentemente, viene del serbio) para referirme a los vampiros del texto ya fuese en singular, plural, masculino o femenino y así ampliar mis posibilidades de diversión.
A la hora de escoger el título, Vampyr volvió a robarse mi corazón, en especial por el capítulo que comparte su nombre y que hace alusión al personaje que más quiero. Una vez nombrado, el libro se transformó en un ser con vida propia que despierta cuando alguien lo abre, lo menciona o piensa en él. Vampyr es un libro mágico que responde a su nombre esté donde esté.

Los nombres de los personajes de Vampyr
Vampyr tiene tantos personajes llamados Juan que un traductor hábil comprendería pronto que debe respetar los nombres originales para no volverse loco. Tenemos, pues, a Juanito, Giovanni, János, Johannes... y quizá incluso algún otro ;) Es una de las pequeñas rarezas del libro que me encantan.
Székely /tsée-ke-i/ era el nombre de familia de los pastores húngaros que inventaron la puerta que se llama igual. El apellido de mi abuelo paterno, Juhász /iú-has/, significa "pastor".
El personaje de Susana Strossner es la encarnación del arquetipo negativo de la serpiente, por eso quería un nombre sibilante, con muchas /s/, que evocara el siseo de una víbora que se desliza silenciosamente hasta su presa (¡cuántas /s/ en la última frase! Lo hago sin querer cada vez que hablo de Susana).
Erzsébet /ér- shée-bet/ es Isabel en húngaro y quise conservar el original. Almos /al-mosh/ quiere decir el anunciado en un sueño. Lo saqué de una hermosa leyenda magyar que, para mí, contiene la esencia del personaje. István /isht-váan/ siempre me ha parecido un nombre precioso, Gábor es el nombre de mi tío, Béla y Zoltan son los nombres de is bisabuelos paternos. Me gustan mucho las iniciales dobles y quise dárselas a dos de mis personajes preferidos, S.S. y A.A. Martina es un nombre que me ha gustado hace mucho tiempo y ya se lo había puesto a varios objetos (entre ellos un celular de cubierta roja que tenía un timbre entrañable. Cuando alguien llamaba, la pantalla se iluminaba con el letrero "Martina". Supongo que no pude resistirme al poder subliminal de su llamado). Creí haberle puesto a Carmen como la famosa opéra comique (vivaz, gitana, encendida) pero, según supe después, Carmen Miranda es un personaje bastante cómico. De una u otra forma, la carga histriónica del nombre es innegable. Regina es una niña que se cree reina, Kamény /ka-mée-ñ/ significa "duro" (como los padres de Vivéka) y realmente fue un apellido prominente de la nobleza magyar. Encontré el nombre de Vivéka por ahí y me flechó al instante (curiosamente, el nombre inspiró la naturaleza del personaje y no al revés)... y, si Bernabé no es un nombre ideal para el cochero de un malvado vampyr, no sé qué es.

Hay muchos otros nombres, por supuesto, y ninguno fue elegido al azar. Creo que eso le confiere un poder especial a cada personaje y lo hace más real. Por eso, cuando alguien me pide que le ayude a darle un nombre a alguno de sus personajes, sólo puedo arquear una ceja y menear la cabeza, horrorizada. Sus libros y sus personajes son suyos: deben sentirlos, conocerlos y amarlos (u odiarlos). Quien pida ayuda para crear no puede darle vida a su obra.

Voy a cerrar con un pequeño aparte del libro que ilustra la importancia de llamarse... :

“A.” podía ser cualquier nombre. ¿Arnulfo? No. Era inconcebible que un hombre tan maravilloso pudiera llamarse Arnulfo. ¿Alfonso? Demasiado serio. ¿Armando? Pretencioso. ¿Abel? Era muy improbable que mi salvador tuviera un nombre bíblico con ese nombre de familia. ¿Alfredo? Demasiado… inglés. ¿Antonio? ¿Tendría nombre de santo? ¡Imposible que su nombre fuese Aristóteles!

Vampyr es Vampyr es Vampyr.


Nota: Disculpen las libertades de notación fonética que me he tomado, mi intención no es ser escolástica sino dar una idea aproximada de la pronunciación de los nombres a los lectores de habla hispana. Disculpen, también, si hay errores. No escribo blogs en Word y sólo edito después, si quiero hacer un cambio :)