Fue un verdadero placer elegir las mejores cartas de amor-odio de su autoría. Debo decir que no recibí ninguna carta que no tuviese algo bueno, bello o interesante, y quiero felicitarlos de corazón por su ingenio y dedicación. ¡Gracias a todos por participar! Enviaron varios centenares de cartas que leí en su totalidad (excepto aquellas enviadas después de la fecha de cierre de la convocatoria o las que no cumplían con los requisitos especificados). Me entretuve muchísimo y hoy puedo afirmar con gran satisfacción que leí el equivalente de un libro escrito por ustedes. Fue una experiencia preciosa y siento que los conozco más que nunca. Además, estoy muy orgullosa de los participantes: se nota que revisaron y también que se expresaron con libertad y sinceridad dentro de la ficción.
Como les prometí, leí sus cartas recordando que son escritores aficionados y, aunque tuve en cuenta el buen uso de la ortografía y la gramática, mi propósito no era hacer énfasis en las mismas. Aun así, creo que estas cartas son las mejores de todas, en especial la ganadora. Elegí cartas cuyos trasfondos fuesen originales, cartas que contaran historias y fuesen fáciles de recordar entre tantas otras, cartas que despertasen emociones genuinas y cuyos narradores y destinatarios pudiese sentir cercanos y reales. En fin, elegí las más artísiticas, pues de eso se trata la buena literatura, de crear obras perdurables. De nuevo, felicito a todos los participantes e insisto en que sigan escribiendo. ¡Que este día los inspire!
Sin más, he aquí mis tres cartas favoritas:
Tercer lugar: Bianca Fuentes
Para Julia
El aroma de tu piel me acompaña debajo de la solitaria y fría tierra. Muchas noches pasé admirándote mientras dormías, pudiendo entrar en tus sueños fácilmente, intentando que te unieras a mí en la eternidad. Al principio te sentías interesada por mi presencia, dándome esperanzas de que pudieras aceptarme. Llegaste a inundar mis pensamientos, desde la primera noche en que te vi te convertiste en lo único importante de mi existencia. Cazar quedaba en un segundo plano, una gota de tu sangre era todo que quería, pero mi pesadilla y terror es que no podría detenerme hasta tomar tu vida.
En cada sueño te mostrabas más temerosa de mí, temías que fuera real. Cada vez evitabas más mi presencia, colocaste numerosos crucifijos en toda tu habitación, dormías con una daga empapada en agua bendita y no podías descansar sin haber rezado durante largas horas, pidiéndole a Dios que te alejara de mí. Pero todo terminó al haber llegado aquella fatídica noche: entré a tu alcoba, disfrutando de tu embriagadora fragancia durante tanto tiempo que despertaste; al verme, lo único que hiciste fue gritar aterrada,sosteniendo en tus manos aquella daga envenenada.
Me maldije por la falta que había cometido y, a pesar de esto, no pude evitar visitar tu habitación la siguiente noche, necesitaba saber de ti. Pero no estabas allí. Percibí tu olor dentro de la iglesia, sabias que no podría entrar ahí. Una furia terrible se apoderó de mí, pensando que no podría tenerte cerca nunca más. El amor sincero que alguna vez sentí ha dado paso a un odio profundo, te odio inmensamente por escapar de mí, por despreciarme de esta manera. Intenté irme lo más lejos posible, pero tu presencia me perseguía. Nunca pensé en herirte, solo quería que aceptaras lo que te ofrecía, la eternidad. Solo espero el momento en que estés desprotegida para poder terminar lo que debí hacer la primera noche. Sentirás por fin lo que es amor real.
Carta no enviada
Marzo 11 de 1875, Christchurch, Inglaterra.
¡Me traicionó! Me ha partido el corazón en dos…La amo, pero sé que la mataré de todas formas, sé que no voy a ceder con usted una vez más, la besaré esta noche cuando venga a mi encuentro y luego beberé de usted hasta la última gota de vida. Alena, usted es la única que conoce la forma de acabar conmigo, me ha traicionado y he caído como un imbécil. ¡Me ha traicionado y lo he creído todo! Después de todos las cosas que hice realidad en su vida, usted ha ido con ese despreciable médico contando mi secreto. ¡¿Cómo pude haber sucumbido ante sus tácticas manipuladoras?! Debí saber que una mujer como usted nunca renunciaría a su Dios. Le ruego, por su bien y por el mío, se aleje de esta casa; no venga esta noche, Alena, se lo ruego, porque no dudaré en hacer lo que me corresponde. Amarla me duele profundamente, no sabe cuánto, y perdonar su existencia cuando usted ha vendido la mía no es admisible para alguien como yo. Antes que rendirme ante usted de forma tan endeble, prefiero destrozarle el corazón de todas las formas posibles, voy a mentirle sobre cuánto aborrezco sentir su presencia, voy a susurrarle al oído el placer que me produce acabar con su vida, sin importar el dolor que me embarga el saber que no podré sostenerla en mis brazos nunca más. No he dejado de pensarla ni de buscarla en mis sueños, Alena, he soñado que lleva puesto su vestido rojo –el que llevaba puesto el día que la conocí- usted camina llorando por un gran salón rodeado de fuego, de repente su vestido se funde en un mar de sangre por toda la estancia y el fuego se aviva, no puedo dejar de beber la sangre con ansia y desespero… He comprendido que mi anhelo de permanecer con usted a pesar de lo que soy está muriendo lentamente, y mi sed de odio revive a cada segundo que pienso en su engaño. La lucha más grande que he atravesado alguna vez ha sido usted, ha significado en mi vida todo y nada, la luz y la profunda niebla. Lo intenté… pero nunca ha estado más claro como esta noche, su luz será siempre mi oscuridad. No olvidaré los momentos que vienen, pronto usted tocará esa puerta, habrá venido a besarme por última vez. Adiós, mujer…
Niall
Primer lugar, ganador del concurso:
Tulio Fernández
Amor mío,
El amanecer te traerá hasta mi cripta. Habrás rehusado cualquier compañía, te internarás en mi morada, removerás la tapa de la losa y verás mi cuerpo pálido, sediento de vida, lujuriosamente inocente; clavarás una estaca en lo más profundo de mi corazón, me decapitarás y quemarás mis restos. No necesito estar consciente para saber que mi sangre se mezclara con las lágrimas que derramarás al exterminarme.
¿Cómo llegamos a este extremo? Sabías en lo que me había convertido desde antes de morir, en el momento en que me diste la extremaunción. A pesar de agonizar pude ver el pánico en tu cara, la impotencia ante las fuerzas demoníacas. No fuiste capaz de eliminarme los días posteriores a mi entierro a pesar de ser consciente del hambre que crecía en mi interior, de que, al igual que tu Cristo, resucitaría y vagaría en busca de vida. Te limitaste a observarme en la distancia, vigilando mis pasos. La primera vez que me percaté de tu presencia me seguías por el cementerio, la luz de la luna me bañaba haciendo de mi belleza un dolor que lastimaba tu casto corazón; cuando te vi, intentaste esconderte pareciendo un cervatillo asustado, hice como si no fuera consciente de tu presencia y se estableció una lazo entre nosotros, una relación basada en el silencio, las miradas furtivas y una pasión ardiente que nunca se podría consumar.
Fuiste testigo de cómo me alimenté del viejo sepulturero, un par de prisioneros y unos borrachos. Aun así fuiste incapaz de lastimarme porque me amas, me deseas, te recuerdo esa vieja llama que creías extinta en tu vida; estoy segura que tu complicidad en esos asesinatos será una carga que nunca podrás lavar de tu alma. Sin embargo, cuando me alimenté del pequeño Emanuel, el hijo de la lavandera, supe que no me perdonarías. No podrás entender lo dulce que era su sangre: pura, exquisita, sin contaminar. Nunca había probado un manjar tan exquisito y sabes que una vez degustado el fruto de la inocencia es inevitable seguir alimentándome de pequeñas alimañas hasta el fin de los tiempos, y eso es algo que ni siquiera tú puedes perdonarme.
Podría convertirte pero me gusta tu esencia tal como es, no estás listo para caminar sin sombra. Por la misma razón te odio, somos dioses oscuros y tú rechazas la gloria para ir en pos de tu dios crucificado. No podemos existir en este mismo mundo, el sol traerá mi muerte física, pero para ti solo quedará el dolor de la ausencia, de lo deseado y nunca poseído, no podrás olvidar mi sonrisa de largos colmillos ni en tus más dulces pesadillas. Está a punto de amanecer y me acuesto para no levantarme jamás. Mientras mis párpados se cierran aún te recuerdo: Mi verdugo, ejecutor de mis dos muertes, mi sacerdote asesino, y tu nombre es un eco que se repite en las penumbras de mi mente, Anastasio, Anastasio.
Siempre tuya, M.
¡Felicidades, Tulio! Qué carta más hermosa, la adoré. En mi opinión, es perfecta. Creo que, en vez de comentarla, debo dejar que cada lector la descubra como yo lo hice. Sólo puedo decir que eres un escritor estupendo y que me honra premiarte con la edición original y limitada de Vampyr. Estoy muy conmovida. Espero seguir leyendo tus creaciones en el futuro.
Bueno, mis queridos vamps, cerramos otro concurso y así damos inicio a nuestra festividad favorita. ¡Los amo!
¡Feliz Halloween! ¡Feliz día de las brujas! ¡Feliz cumpleaños, Martina Székely! ¡Feliz cumpleaños, Vampyr! Y, sobre todo:
¡FELIZ DÍA DEL VAMP!